La historia de la danza está relacionada íntimamente con el desarrollo de las otras artes porque aparecen casi simultáneamente obedeciendo al primer acto intuitivo del hombre que es el de la sobrevivencia.
En la etapa prehispánica, desde sus orígenes – hace casi 10,000 a.C. – la danza va a estar ligada a la magia y a la fertilidad. Los factores que determinaron esta orientación se dieron por la adversidad del territorio peruano para la práctica de la agricultura, una actividad básica para el sustento del hombre, teniendo que recurrir a fuerzas extraordinarias e ingeniosas, además a adoptar ciertas creencias tutelares que originarían su religión panteísta como el culto a la tierra (pachamama) justamente por reverenciar su grado de productividad.
A través de la cerámica se puede evidenciar que la danza prehispánica era de tipo ritual, así podemos clasificarlas en: DANZAS GUERRERAS, las que se practicaban después de someter a pueblos vecinos y que servía para rendir culto a la victoria; DANZAS MACABRAS, en la que se representaban sacrificios humanos para beneplácito de sus dioses y DANZAS AGRÍCOLAS, relacionado a los asuntos de la siembra y cosecha, conforme al calendario agrícola.
En la colonia, los españoles de manera compulsiva, más que persuasiva, trataron de imponer sus propios valores culturales. El aspecto religioso resulta ser un componente de especial significación en esta intención ya que los españoles quisieron captar ideológicamente a los hombres del ande destruyendo todo vestigio material y espiritual de sus dioses, estableciendo para ello algunos ritos católicos como la celebración de misas, bautismos, confirmaciones y matrimonios. Pero la población nativa, dada su raigambre, se dedicaron a boicotear o distorsionar la labor de los catequizadores y no dejaron de realizar sus grandes concentraciones populares para cantar y danzar. Cuando eran perseguidos por continuar sus prácticas, consideradas diabólicas, se vieron obligados a ocultar sus huacas, sus dioses, sus creencias o sus bailes para ejercerlos clandestina o sutilmente mientras ejercían la nueva religión occidental, surgiendo como consecuencia una nueva expresión mestiza.
Pero la danza en la colonia no sólo contemplaría influencias de la contradicción hispano – indígena, sino de otra nueva cultura. Como se sabe, durante la colonia se produjo la llegada del hombre negro en condición de esclavos para trabajar en las haciendas costeñas y también en las minas. Al encontrarse con la cultura hispana y la cultura andina se produciría un choque de identidades dando lugar a ciertos mestizajes que tipificarían las tradiciones negras del Perú y que generalmente se ubicarían en la costa.
Ciertamente no se puede dejar de mencionar las propias características del arte español, considerado por ellos de grado superior en comparación del indígena y del negro. Los españoles se divertían en sus reuniones públicas o privadas con danzas cortesanas propias de su país y otros de estilo afrancesado como es el baile del minué, muy de moda en esa época.
En el periodo republicano se siguieron practicando las manifestaciones prehispánicas que aún se conservaban clandestinamente y aquellas amestizadas que se fueron consolidando desde la colonia. Sería a partir del año 1917, cuando se da espacio para la práctica de la danza culta y el ballet clásico incentivados por la visita de famosas bailarinas como la norteamericana Isadora Duncan y de la rusa Anna Pavlova. De esta manera queda establecido otra vez el contraste entre el arte culto y el arte popular, como en otras expresiones artísticas. El ballet clásico es actualmente promovido, entre otras instituciones, por La Escuela Nacional Superior de Ballet, mientras que La danza moderna – que deriva desde expresiones sumamente intelectualizadas hasta meramente gimnásticas – tiene entre sus cultores a la Compañía de Danza Contemporánea dirigida por Morella Petrozzi y a la vez entre los difusores de la Danza folklórica, podemos mencionar al Conjunto Nacional del Folclore José María Arguedas, a Perú Negro, al Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad Católica del Perú, etc.
En cuanto a las danzas selváticas, considerando su prolongado aislamiento cultural, ha preservado por mucho tiempo la pureza de sus danzas étnicas, incluso en el periodo colonial. Sería a fines del siglo XX, con el establecimiento de poblaciones foráneas en la selva cuando surgiría una danza mestiza, como consecuencia de los aportes culturales de diferentes regiones del país y del extranjero
Demaciadoo interesante :D
ResponderEliminarGracias Nicole!, esperamos que te haya servido!!
EliminarEs bueno conocer acerca de nuestra historia de las danzas
ResponderEliminarSi el blog lo creamos con fin de dar a conocer lo que mucho desconocemos, porque es parte de nuestra Cultura Peruana, debemos apreciarlo porque es nuestra identidad!!
EliminarFelicitaciones, sigan así.
ResponderEliminarMuchas gracias Rocío, agradecemos mucho tu comentario, seguiremos esforzándonos.
EliminarNuestras danzas nos hacen recordar nuestras raíces
ResponderEliminarMuy bien dicho Karina, ya que es parte nuestra tenemos que conocer y proteger nuestra identidad.
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